Foto: Abraham Aréchiga
Por Julio Ríos
2 Septiembre 2019

Viajar en camión es como ir en una cámara sonorizada de gases. Los usuarios están sometidos a altos niveles de dióxido de carbono y decibeles, además de estrés, insolación, golpes de calor y molestias en ojos y oídos.

Esos son algunos de los hallazgos del estudio “Bienestar y percepción subjetiva en estudiantes universitarios, usuarios de transporte público, de la Zona Metropolitana de Guadalajara, Jalisco. México”, elaborado por profesores y alumnos de la maestría en Ciencias de la Salud Ambiental, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).

Martha Georgina Figueroa Montaño, una de las participantes del estudio, aseveró que las unidades del transporte público presentan deficiente calidad del aire interior, con parámetros por arriba de los valores recomendados, por lo cual los usuarios, estudiantes y choferes se encuentran expuestos a condiciones que representan un riesgo para su salud.

El sistema respiratorio, auditivo, ocular y músculo-esquelético son los más susceptibles de sufrir las secuelas, a lo que se suman las condiciones físicas de las unidades de transporte, la mala calidad ambiental interior y el costo económico que representa transportarse.

“De acuerdo a los resultados, se puede concluir que al interior de las unidades de transporte público persisten condiciones que no favorecen el bienestar y confort durante los traslados, y que existen factores de riesgo a la salud, como la exposición a material particulado por su ingreso al sistema respiratorio. La exposición al ruido que rebasa los límites recomendados y las concentraciones de dióxido de carbono, muestran claramente que no hay una buena calidad del aire interior. Asimismo, los valores de sensación térmica indican que existe un disconfort térmico durante los traslados de los estudiantes”.

La especialista afirmó que, según diversos estudios, las personas que realizan sus traslados por medios de transporte público pueden presentar exposiciones del 12 por ciento de material particulado y un 30 por ciento para carbono negro.

En el estudio, que incluyó 333 entrevistas, se evaluaron las condiciones de la calidad del aire interior de cuatro unidades del transporte público y las afectaciones al bienestar subjetivo de estudiantes universitarios que utilizan este transporte. Cada uno de los procedimientos pasó por un proceso de validación. La calidad de los datos generados, dan confiabilidad al método y pueden ser comparables y reproducibles.

Los sujetos analizados refieren que presentaron molestias respiratorias, auditivas, oculares y músculo-esqueléticas en más de una ocasión durante los traslados hacia los centros universitarios, así como el viaje de regreso. Además, la ventilación de las unidades es de regular a mala y el ruido produce contrariedades.

Otro factor que afecta a la salud física o psicológica es la mala calidad de los asientos, la basura en las unidades y el mal trato de algunos choferes, aunado a que se pierde bastante tiempo en los traslados y afecta a la calidad de vida.

“En este estudio se valoró de forma particular la exposición y molestia de los estudiantes universitarios. Sin embargo, los efectos en los choferes son incluso más perjudiciales, por el tiempo que se exponen, la edad, la condición de salud y el estrés laboral al que se someten”.

Este estudio refleja la necesidad de promover políticas públicas para el desarrollo de una estrategia integral de transporte, en la que se cuente con un proyecto de transporte universitario y una regulación de todas las rutas ubicadas en el área metropolitana de Guadalajara, por parte del gobierno del estado y un compromiso real de los concesionarios, en el que los conductores se dediquen exclusivamente a conducir y no a otras actividades que ponen en riesgo su seguridad, su salud y la de los usuarios.

Entre las recomendaciones de este estudio está la creación de una norma que permita no más de 55 pasajeros en los camiones, incrementar el flujo de rutas en horas pico, respetar paradas oficiales para que sea eficiente el uso de combustible, hacer realidad el pago electrónico en todas las unidades, revisar periódicamente el estado de las ventanas y colocar cortinillas para reducir la exposición a radiación solar.

Otra propuesta es que los choferes se hidraten, sobre todo en el horario de 2 a 5 pm, con el fin de reducir los síntomas de estrés térmico, y evitar lo más posible los horarios pico, con el propósito de reducir exposición a contaminantes de origen vehicular.

En el estudio participaron los académicos Arturo Figueroa Montaño y Martha Georgina Orozco Medina, y Valentina Davydova-Belitskaya y Perla Sánchez Torres, estudiantes de la Maestría en Ciencias de la Salud Ambiental, del CUCBA.