Ni el dinosaurio resucitó, ni Morena se hundió. Y en ninguno de los dos casos debería haber optimismo desbordado*

Si bien, no es ninguna sorpresa la victoria del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los comicios del domingo 18 de octubre, ya que mantuvo su poderío en Hidalgo y Coahuila -donde tiene reductos, o bastiones, como quiera usted decirles-, no deja de ser triste que desde hace un siglo, estás entidades continúen con el yugo tricolor.

Y si bien, a Morena, no le fue tan mal como algunos pregonan, porque aumentaron su votación en esos estados a pesar de la ausencia de arraigo y estructura, la verdad es que se esperaba más de ellos. Así que tampoco deberían echar las campanas al vuelo pues todo indica que les están afectando desgaste de gobierno y las fracturas internas.

Respecto al partido tricolor, en realidad, no hay ninguna resurrección como algunos lo han querido ver. No es cierto que el PRI está de regreso como presume el presidente Alejandro Moreno. La realidad es que en estos estados el tricolor jamás se ha ido.

En el caso de Hidalgo, opera el Grupo del mismo nombre, con representantes como Miguel Angel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam, quienes han sido gobernadores y formaron parte del gabinete peñista. En Coahuila, es donde han gobernado los hermanos Moreira.

Además, dicen los enterados, en ambos casos los gobernadores Omar Fayad y Miguel Riquelme, operaron directamente para refrendar el triunfo, en medio de acusaciones en redes sociales de operaciones fraudulentas y coacción del voto, y la activación de una estructura clientelar.

Precisamente, todo eso, es lo que hace difícil que en muchos estados los ciudadanos puedan sacudirse al tricolor.

Así como no es ninguna sorpresa la victoria del PRI en sus bastiones, algunos dirían que tampoco lo es la derrota del PAN.

Yo más bien soy de la idea de que la dirigencia blanquiazul debería estar muy preocupada, porque se desplomaron hasta el tercer lugar y como oposición han sido una nulidad. No han podido enamorar a nadie, más allá de su membresía fiel.

¿Entonces Morena, debe echar campanas al vuelo porque ocupó el segundo lugar? Tampoco.

Si hay que aclarar que los opositores de Morena exageran cuando dicen que este es el principio del fin del partido lopezobradorista, porque colocarse como segunda fuerza política en estados donde no tiene estructura, ni bases, sin duda es un logro. Todo suma.

Pero tampoco es para estar optimistas. Este resultado debe hacerles entender que no les basta con la figura de Andrés Manuel López Obrador para ganar todas. Y creo que también deben ser muy autocríticos, porque sus guerras intestinas pueden terminar por dinamitar a sus bases.

Del Partido de la Revolución Democrática, Partido Verde, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, no hay mucho qué decir. Son puro cascajo.

En realidad, los únicos partidos con estructura nacional son el PRI y el PAN. Basta ver que en los comicios son los únicos que completan todos los representantes de casilla.

Estos dos partidos, junto a Morena (que sigue siendo la primera fuerza nacional) son lo que competirán por los espacios importantes en 2021.

Así que hay que aclarar: los resultados del domingo no auguran que el PRI tenga oportunidad alguna para disputar la presidencia de la República en 2024. Eso está descartado.

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