Julio Ríos Periodista

Ponencia dictada el 19 de marzo del 2019 en el Museo de Sitio del Palacio Legislativo de Jalisco, durante los Diálogos por la Refundación.

ARRANQUE:

Durante su campaña proselitista, y luego en su toma de protesta, el gobernador del Estado, Enrique Alfaro Ramírez, se pronunció por un proyecto que a muchos les ha parecido ambicioso: la Refundación de Jalisco.

Así lo reiteró en su toma de protesta, donde fue más allá y habló de la posibilidad de una nueva constitución. 

El martes 5 de febrero pasado, el Gobernador Enrique Alfaro, haciendo uso de sus facultades como titular del Poder Ejecutivo, presentó una iniciativa ante el Congreso de Jalisco para reformar la actual carta magna y dejar definido un mecanismo para eventualmente- y recalco: eventualmente- convocar a un posible Congreso Constituyente.  

Se busca adicionar el artículo 117 Bis para proporcionar el andamiaje jurídico que permita una posible instauración de un Congreso Constituyente.

Este término, Refundación, a muchos les parece pomposo, para otros es absolutamente necesario. Muy parecido al de la Cuarta Transformación que ha enarbolado el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, por citar un ejemplo.

El año pasado, la sociedad mexicana y jalisciense encontró cauce en las urnas para decir: estamos hartos del status quo, queremos dejar atrás la etapa de los partidos hegemónicos y buscar, ahora sí, una verdadera sacudida a los poderes públicos.

Si no se da esta transformación en Jalisco, entonces la manifestación popular no tendrá absolutamente ningún sentido y eso sería defraudarlos una vez más.

Porque nadie, absolutamente nadie en su sano juicio puede decir que no necesitamos sacudir, para bien, el estado de cosas en Jalisco.

  • ¿O acaso estamos de acuerdo con el acuerdo tácito de impunidad y compadrazgos políticos que ha reinado en Jalisco en las últimas décadas?
  • ¿O acaso estamos de acuerdo con la forma en que funciona el Poder Judicial a dónde no llegan los más capaces, sino los compadres y donde todo, absolutamente todo se ha vuelto mercancía susceptible de ser comercializada?
  • ¿Estamos de acuerdo con la degradación urbana alentada por un Tribunal de lo Administrativo, hoy con otro nombre, pero con las mismas manchas ante la opinión pública, que nació con un espíritu noble y en el camino se pervirtió?
  • ¿Estamos de acuerdo con una institución de procuración de justicia en la que hay indolencia al dolor de las familias, cuando sus niñas o mujeres son asesinadas o sus padres y hermanos desaparecen y la autoridad está más preocupada en buscar vehículos automotores porque eso, si deja dinero?
  • ¿Estamos de acuerdo con la desigualdad económica, en el que más de 300 mil jaliscienses viven en pobreza extrema de acuerdo con Coneval?

Por supuesto que nadie estamos de acuerdo. Estaríamos locos. Solo están de acuerdo quienes se han beneficiado de ese estado de cosas.

Pero también la experiencia nos ha enseñado que las puras reformas legales, aunque sean constitucionales, no son garantía de solución alguna.

Si una nueva constitución, no ataca esos puntos, de nada sirve. Pero tampoco podemos ser ingenuos. El puro texto jurídico no resuelve nada. Sobre todo en un país donde la cultura de la ilegalidad está tan arraigada.

¿Entonces…para qué queremos una nueva constitución?

Adelanto. Creo que un nuevo constituyente y la integración de una carta magna, es una gran oportunidad para cambiar el estado de cosas en nuestra entidad. Lo veo viable y necesario.

Pero vayamos por partes

Todo estado puede organizarse y reformar o crear las constituciones como dispongan, siempre y cuando no  violen lo establecido en artículo 116 constitucional. 

La Ciudad de México ya vivió un proceso de este tipo en el año 2016.

E incluso en otros estados han reformado prácticamente toda la constitución local en sus Congresos locales. Pero sin participación ciudadana. 

Esa es una simulación que no queremos en Jalisco.

Actualmente el Congreso de Jalisco puede reformar la constitución en cualquier momento, junto con los ayuntamientos, que integran el constituyente permanente.

¿Entonces si la constitución puede reformarse, en pedacitos, con el esquema jurídico actual… para qué es necesaria una nueva carta magna, y por ende un nuevo constituyente?

Pongo tres puntos sobre la mesa:

 

  • Primero: existen varios puntos flacos que se deben mejorar y muchos puntos para actualizar, que ya no corresponde a la fecha en que se creó esta norma en tiempos de don Manuel M. Dieguez.

 

  • Segundo: Buscar tantas reformas constitucionales por la vía actual, es desgastante políticamente.  Podemos resolver todas las deficiencias de la carta magna, DE UN SOLO TIRÓN. Dejar de estar quemando la pólvora en infiernitos.
  • Y tercero y más importante: un proceso de este tipo requiere de una gran convocatoria social, un gran debate para reconciliarnos y sanar heridas. Y soy de los que creo que un concurso de este tipo es lo que le hace falta más que nunca a la entidad.

Y esto me parece TORAL:

Si la nueva constitución se hace solo para legislar, entonces la visión sería muy limitada.  Legislar se puede hacer todo el tiempo, como ya lo señalé, modificando las normas que ya existen.

Lo realmente valioso de convocar a un nuevo constituyente es CLARIFICAR que hay un antes y un después que no podría lograrse con reformitas chiquitas en leyes secundarias.

No perdamos de vista: UNA CONSTITUCIÓN ANTES QUE UNA NORMA JURÍDICA, ES UN GRAN ACUERDO POLÍTICO.

Un documento que plasma los puntos de coincidencia que aquella sociedad desea que se reflejen en la vida cotidiana de las personas.

Y en esta tesitura, es tiempo de una reforma integral y amplia.

Un nuevo constituyente, y los espacios satélite que se generarán, aglutinaran a todos los sectores en torno a una gran discusión estatal amplia, incluyente e integral.

Pero hay algo que debemos dejar en claro antes de pasar a lo que creo, debe incluir una nueva norma

Este proceso de refundación y de redacción de una nueva constitución, no debe ser pretexto para desentenderse de los problemas que requieren solución inmediata y que no pueden esperar a que se convoque al constituyente y a que se apruebe la nueva carta magina.

Este proceso debe ir a la par de una administración que dé resultados.

Porque también es cierto. No todos los problemas se van a solucionar con, o sin, una nueva constitución.  

Temas como la inseguridad rampante nos recuerda que hay asuntos más urgentes por resolver antes que los debates filosóficos y políticos del deber ser de nuestras instituciones.

La seguridad, el transporte público o el medio ambiente, son asuntos que se deben atender sin dilación, haya o no, nueva carta magna

Entonces…este debate debe ser también para otras cosas.

¿Qué se deberá discutir o incluir en una nueva constitución?

Vamos a comentarlo en la segunda intervención.

 

 

 

*SEGUNDA INTERVENCIÓN*

La palabra Refundación, en la cual coincidimos muchos ciudadanos de Jalisco como un proceso necesario pasa sacudir la vida pública, dejó de emocionar luego de lo ocurrido con la desaparición del Instituto de la mujer.

Un proceso a espaldas de los ciudadanos, en el que no se cuidaron las formas mínimas de la política, ni del dialogo.

Cito este ejemplo, para que reflexionemos sobre esa necesidad de incluir a la sociedad en la discusión de la cosa pública.

Nos lo deben. Los políticos están obligados a que así sea.

De acuerdo con Luis F. Aguilar (2013: 11), “el gobierno jerárquico y unilateral ya es obsoleto e insuficiente” para darle solución a los problemas de las comunidades, incluso las que tienen menos habitantes.

Por ello, asegura, se ha tenido que transitar a modelos de gobernanza, los cuales consisten en involucrar a la sociedad para una “toma de decisiones en interlocución permanente” (2013: 10).

En el proceso de redacción de una nueva carta magna… ¿Qué puntos impostergables e irrenunciables debemos discutir juntos?

Aquí algunas PROPUESTAS, como pasos previos a la convocatoria del constituyente

    1. Recordemos que además de reformar el artículo 117 bis de la Constitución de Jalisco, el siguiente paso seria expedir una ley reglamentaria, dentro de los próximos 60 días, con  los pormenores del proceso para elegir a los integrantes del constituyente. También la redacción de la ley reglamentaria debe ir acompañada de las propuestas de expertos en derecho constitucional, electoral, gobernanza y participación ciudadana.

 

  • En ese Constituyente, los legisladores en funciones y representantes de los otros dos poderes deben aparecer, por supuesto, pero DEBEN SER MAYORÍA los ciudadanos electos por el voto en cada distrito electoral
  • Como no hay fecha ni siquiera para la elección de estos constituyentes, lo más sano sería que fueran en 2021, para empatarlo con la elección intermedia y de esta forma se ahorren recursos, pero lo más importante, se genere interés social por el proceso.

 

    1. Una vez que se elijan a estos constituyentes, se debe dejar en claro, que el proceso de deliberación irá  acompañado de mesas ciudadanas que garanticen la más amplia participación de la sociedad.

 

  • Debe quedar  muy claro en la reforma al artículo 117 y especificado en la ley reglamentaria que las comisiones deberán utilizar como insumo legislativo lo que se arroje en estas mesas ciudadanas, e incluirse en el dictamen que se discuta en su momento en el seno del Congreso Constituyente.

 

¿Qué podemos enmendar de una buena vez en una nueva constitución?

    • La reforma en materia de derechos humanos de 2011, no está reflejada del todo en la Constitución Local.
    • La agenda de libertades, como el matrimonio igualitario, la interrupción legal del embarazo o incluso la voluntad anticipada, podrían ser ya reconocidos de una buena vez.
    • Que se dé esa reforma tan anhelada al Poder Judicial, que permita concursos de oposición para que llegue la gente más capaz a los espacios de magistrados y jueces y terminar con esos “tianguis” en los que se han convertido algunas oficinas de procuración de justicia.
    • Una Fiscalía General Autónoma…¿Se atreverían a entrarle? Si eso sucede, seríamos ahora sí, estado de vanguardia.
    • Avanzar a una constitución con criterios más generales, al estilo estadounidense y no con esa sobrerregulación motivada por la desconfianza  de que los funcionarios busquen la forma de saltarse las trancas.
    • Acatar disposiciones en materia de transparencia, acceso a la información y sobre todo, protección de datos y en materia de archivos, que la constitución local no contempla a pesar de formar parte ya de leyes generales en México.
    • La toma de decisiones en interlocución PERMANENTES con la sociedad, que proponen expertos como Luis F. Aguilar  deben estar garantizados por la nueva constitución, garantizando además procesos PERMANENTES de vigilancia y supervisión del trabajo que realizan los tres poderes.
    • En la actual constitución existen mecanismos para crear nuevos municipios, pero no para eliminarlos cuando pierden su densidad poblacional.
    • En materia de educación, se tendrán que incluir los pormenores del modelo de Jalisco (con una evaluación no punitiva, y el derecho a la alimentación y las actividades de arte y educación física para los niños, modelo conocido como Educación para la Vida que pone a nuestra entidad en la vanguardia.
    • Garantizar el Derecho humano a la movilidad segura

 

  • Crear un verdadero consejo de protección de defensores de derechos humanos y periodistas. No más frases como: prensa basura o prensa fifí.

CONCLUYO:

La refundación no será posible sin una gran convocatoria social a ese debate necesario. Y me parece que el escenario natural para una gran discusión de esa naturaleza es un nuevo constituyente. Y todo lo que lo rodea.

Una nueva constitución, me parece el camino adecuado para comenzar a sacudir los cimientos de los poderes públicos.

Modernizar las leyes no son la panacea, pero sin ellas no podemos dar el primer paso a la transformación. Este es el camino difícil, pero adecuado.

¿O acaso prefieren ejercicios de consulta popular por la vía no jurídica para legitimar decisiones que ya han sido tomadas?

¿O prefieren que el Congreso simplemente sea una ventanilla de trámites del Ejecutivo, sin la participación social?

¡Todos los que no estamos de acuerdo con estas actitudes, tendríamos ahora la oportunidad de participar!

En el pasado reciente hemos vivido procesos que representan todo lo contrario al gran ejercicio deliberativo que se requiere para una nueva constitución en Jalisco.

En las últimas semanas se han abierto heridas, por la falta de dialogo en procesos como la eliminación del Instituto Jalisciense la Mujer o la desaparición de algunas dependencias.

Por eso, creo que proceso de debate del constituyente, DEBE ir acompañado de foros de discusión ciudadanaprevias a la redacción del dictamen que vaya a ser discutido en el seno del eventual Congreso Constituyente.

Y ESO TIENE QUE QUEDAR CLARO EN LA REFORMA AL 117 bis Y EN LA LEY SECUNDARIA

Y REITERO:

Sería DE MIRADA CORTA Y LIMITADA pensar que el único objetivo de una nueva constitución es simplemente legislar. No es así.

Se trata de un gran acuerdo de reconciliación. Un gran acuerdo para cambiar el rumbo.   Más que nunca se requiere de un proceso de dialogo y esto debe hacerse con la más amplia participación social

PERO QUE QUEDEN MUY CLAROS DOS PUNTOS

 

  • ESTE PROCESO NO DEBE SER UN CONCILIO SOLO PARA LAS ELITES. SI ESTO VA A SER UNA SIMULACIÓN MÁS, POR FAVOR, HAY QUE AHORRÁRNOS TODO EL TEATRITO
  • LA NUEVA CONSTITUCIÓN, AUNQUE ES NECESARIA, NO ES SUFICIENTE. NO ES GARANTÍA DE QUE LA PURA CONSTITUCIÓN GENERE LA REFUNDACIÓN.

 

 

TODO ESTO DE NADA A VA A SERVIR, ABSOLUTAMENTE DE NADA, SIN  VOLUNTAD POLÍTICA.

 

La nueva constitución es oportuna, porque sin esta, no será posible la refundación prometida por el hoy gobernador.

Reitero: una nueva constitución es un acuerdo político, antes que jurídico. Porque la ley nace del acuerdo social, y no al revés. Y este acuerdo debe incluir a la mayor parte de la sociedad jalisciense.

Que se convoque, entonces a un proceso que va más allá de lo jurídico.     Que tenga una mirada más allá del simple ejercicio de legislar. Para que esto tenga sentido, nos debe llevar a la reconciliación.  A reconstruir la confianza.

Pero sobre todo, que sea ese esperado punto de inflexión en el que viejo stablishment de corrupción e ineficiencia termine de una vez por todas.

Y que este Estado de Jalisco, una vez más, ponga el ejemplo de la ruta que ha de seguir nuestra nación.