El Partido Acción Nacional (PAN) queda herido de muerte luego de los resultados de las primeras elecciones estatales en la era de la Cuarta Transformación (4T) y parece condenado a convertirse en partido regional en el corto y mediano plazo. A menos que haya una auténtica sacudida generacional.

Durante años, el PAN fue el único partido de oposición real en México. No sólo por la estatura moral y política de personajes (como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Luis H. Álvarez, Manuel González Hinojosa y su último gran ideólogo, Carlos Castillo Peraza), sino porque su doctrina si marcaba un contraste claro con el nacionalismo-revolucionario del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Además que históricamente el blanquiazul era formador de cuadros. Sus militantes eran vistos como apóstoles de la democracia, que se jugaban la integridad física y hasta la vida, pintando bardas y repartiendo volantes en la era del autoritarismo. Lo hacían sin aspirar a cargos y a altos salarios. Lo hacían de corazón.

Y es que a modo de paréntesis, recordemos que durante el siglo XX, a diferencia de la derecha panista, la izquierda batalló durante décadas para tener un partido político realmente fuerte. Aunque hubo personajes como Vicente Lombardo Toledano o el ingeniero Heberto Castillo, la realidad es que la izquierda nunca tuvo un partido político solido durante 80 y tantos años del Siglo XX.

Los intentos de partidos de izquierda o fueron testimoniales (como el Partido Comunista Mexicano) o de plano fueron comparsas (como el Partido Popular Socialista). No fue hasta el surgimiento del Frente Democrático Nacional que evolucionó al Partido de la Revolución Democrática, que por fin la izquierda tuvo un instituto sólido y competitivo que ganó gubernaturas , alcaldías y diputaciones. Aunque al igual que el PAN también terminó adulterandoo su visión original y fue secuestrado por camarillas. Pero ese es otro tema.

La cuestión es, entonces, que a falta de un partido de izquierda fuerte, el PAN era el partido consolidado en la oposición y que más o menos aglutinaba a los simpatizantes de la derecha, que creían en la libre empresa y en valores conservadores, además de profesar un catolicismo arraigado (mención aparte merece el sinarquismo que se agrupó en el llamado Partido Demócrata Mexicano, mejor conocido como El Gallito Colorado).

Hay que decir también que a pesar de ello, el PAN tampoco tuvo muchos triunfos electorales, hasta que Ernesto Ruffo ganó la gubernatura de Baja California (que exactamente 30 años después, perdieron este domingo) y las posteriores concertaciones que llevaron a no reconocer la primera victoria de Fox en Guanajuato pero sí a que el PAN llegara a la Gubernatura a través de Carlos Medina Placencia.